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La cuarta parte de nuestro recorrido por las campañas que transformaron para siempre la marca Arroz Dacsa.

Este es el último trozo de nuestro breve repaso por todas y cada una de las campañas que hemos trabajado para la marca Arroz Dacsa, con sus peculiaridades y anécdotas, pero siempre con el foco puesto en un mismo objetivo: hacer de Arroz Dacsa el auténtico. arroz de Valencia.

Capítulo 7: nuestra primera peli de terror

Nos acercamos al final de este recorrido, y es un final de película. ‘Sé cómo hicisteis la última paella’, nuestra campaña del año pasado, fue una parodia al cine de terror americano de los noventa, en la que un grupo de adolescentes se reúnen para hacer una paella sin tener en cuenta un importante detalle: el arroz que utilizan no es Arroz Dacsa. Este desafortunado error desata la ira de un misterioso encapuchado, que los persigue incesantemente durante todo el spot.

La historia parte de un insight: la paella tiene sus normas, hay que hacerla como toca.

Coincidiendo con la fiesta de Fallas, llevamos a nuestro villano a la calle en una acción especial que combinaba el offline con una dinámica online. Si te cruzabas con el encapuchado y te hacías una foto con él, podías ganar lotes de Arroz Dacsa. 

Otro hito clave en la campaña fue Halloween, donde animamos a nuestra comunidad de Instagram a encontrar la peor paella de Internet: con golosinas, piña, jamón cocido… el resultado fue realmente terrorífico.

Capítulo 8: a juicio por una paella sosa

Llegamos a nuestra campaña más reciente, ‘El veredicto’. Una idea que lleva la paella de los domingos a los tribunales, y que a las pocas horas de ser lanzada ya era viral en los grupos de WhatsApp. 

El insight: cuando haces una paella todo el mundo opina.

Que si le falta sal, que si está caldosa, que si mi madre la hace de otra forma o le pone tal ingrediente… hacer una paella se convierte en un juicio a vida o muerte, donde el acusado o la acusada rara vez salen indemnes. Con este punto de partida, representamos la típica escena de la paella de los domingos como si se tratase de un juicio real o, mejor dicho, un juicio a lo grande, de película. Retratamos a todos los perfiles implicados: la madre como abogada defensora, el cuñado como acusación, el tendero como testigo… un gran insight lleno de micro-insights que hicieron de esta pieza una de las más vistas de toda nuestra historia con la marca.

Además del spot, nuevamente quisimos sacar partido al concepto y trasladarlo a diferentes dinámicas. En Fallas y Magdalena lanzamos ‘Fiestas a juicio’, un concurso para que la gente (el jurado popular) votase por su falla o gaiata favorita, con varios premios en juego para los ganadores y los participantes.

¿Qué será lo próximo? Todavía no lo sabemos, pero seguro que nace de los cimientos que hemos construido en estos últimos años. Una relación que ha transformado la marca para siempre, que alimenta una fiel comunidad de seguidores y corrobora que a la hora de cocinar, no todos los arroces son iguales.

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